sábado, 29 de marzo de 2025

Passe-partout


Siamo pazze per la nostra storia.
Il passato non sembra più perfetto,
Neanche io sono paziente nell'aspettare un futuro incerto.
La voglia non esiste più,

    Di niente 

    E per niente.

Estamos vacíos
En un mundo que nos ahoga como un manto de agujas blanco y pestilente.
Llanto materno igualmente ahogado por nuestros pecados, aún dentro, sin haber nacido.

Cuando todavía éramos uno.

Ma adesso la vita è diversa.
La Crueltà me ha derramado la leche de sus senos y me lleva alimentando con ella treinta años.
Leche agria que sabe a recuerdos de una vida robada por los años.
Lámina de mármol que arrastra la Pietà hasta infectarla tras mis ojos.
Oscuridad decorada con los bajos recogidos
Y columnas salomónicas.
 

Sembro una scultura,
ogni volta più fredda, secca, immobile.
La mia pelle sembra marmo
Del peggior degli artisti.
Ma ho scoperto una realtà:
Custodisco la morte dentro.
 

Morta in un paese che sembra il mio,
ma con grandi differenze.


Un paese
dove loro mi hanno fatto una tomba,
un sepolcro antico,
come quelli di tanti anni fa,
dove si può leggere
(soltanto se guardi attentamente):
 

“Qui giace
l'anima incatenata di un corpo libero.
L'anima già riposa,
ma il corpo non si è mai trovato.
È di autore sconosciuto”.

Cactaceae (amanecer).

 El rojo siempre ha sido tu color.

 

 El color de una mirada lasciva cegada por la incoherencia de tu palabras.

El color de tus mañanas, de mis escasas mañanas contigo. 

 

Mañanas.

Que se convertían en tardes.

Que se convertían en noches.


El color de mis labios en ti, de la sangre hemofílica residuo de tu linaje.

La marca del placer coagulado alrededor de mi cuello,

finas líneas en la parte interna de mis muslos, dedos

agarrados como un neonato a los pechos de su madre.

 Como un viejo agarrado a la vida, a la desdichada vida que le queda

(pero vida, al fin y al cabo).

 

Agarrados por necesidad, no por placer.

 

Agarrados como si estuvieran tocados por el fuego

y buscaran su silencio,

sellándose en mi piel.

 

Nuestras carnes ahora, quemadas y uniformes,

Rojas y sangrientas,

deshechos fundidos que dejan ver los huesos.

Nuestros huesos, rojo sobre blanco,

vacíos de coraje

Pero llenos de cianuro.

Cianuro que cae de tus venas.

Y me llena los labios.

Y me sella los ojos.

 

¿Es que acaso te gusta saber que,

Como un Dios,

Tienes el poder de la vida y la muerte sobre mí?

viernes, 11 de octubre de 2024

Despedidas

 Finales (old draft) y principios.

Ya no más, mi amor.
Ya no más.

la calle se ve a través de 1874,

como si con sus suaves pinceladas

el agua nos tiñiese por desgaste,

brochas de agua que...

No lo recuerdo.

Pero recuerdo que allí teníamos sueños

(literal)

porque soñar es de jóvenes.


Ya da igual, mi amor.
Ya da igual.  

Ya no tenemos sueños.

                                            Pero sigamos siendo jóvenes.

jueves, 27 de febrero de 2014

Con ayuda de Dámaso, te intuyo
perdido, lejano, ausente”,
en tu propio mar de sufrimientos.
Pero entonces en mis sueños reapareces,
y dejo de creer en la poesía, en “Los hijos de la Ira”,
lo dejo todo por ti, por nuestro silencio.

(RECUERDOS, MELANCOLIA)
Soplan los vientos del Oeste, tu nombre repiten.
Las flores del mal se han cerrado,
y muriendo están las abejas en la oscuridad.
¿Es que nadie les va a abrir la puerta?
Bajo el suelo húmedo
intuyo el movimiento de los caracoles,
y su baile, como una rapsodia bohemia,
me obliga a caer, a encontrar guarida
 bajo las alas de Lucifero.
Así perdí la agonía de vivir.
Así dejé de creer en la verdad.
Pero el cielo dejó de ser gris hace horas;
ahora es negro de Marte.
La lluvia, afilada, sigue cayendo sobre mí,
y pienso de nuevo en tus sollozos, amor mío.
En todas las tormentas que pasé por encontrarte,
en todas las fiebres que tuve que sudar,
en los gritos que hasta el mismo Hades pudo oír.

(LLEGO LA LUZ)
Entre tanto, un casual encuentro con la vida y el arte
me hace dudar. El mundo
se muestra sublime, hermoso, incluso fácil;
somos cómplices de nuestro destino,
vanguardistas de nuestra propia historia.

¿Cómo quieres que te busque,
si las costas de Galicia me acarician
como las raíces de los árboles al agua,
como un romance acaricia la locura?

No, amor mío, ya no más.
No voy a atravesar océanos ni volcanes,
ni me enfrentaré a feroces bestias sedientas de dolor.
Bajo las mantas de Nyx y el lecho de Enebos,
juro a los astros, mi amor,
por el ARGES,
por el ASTÉROPES,
y por el BRONTES...
Que a partir de ahora sólo habrá luz.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Tú eres mis mejores medias,
y mi mejor abrigo.
Ante mis libros, la soledad casi no se siente,
pero sigue siendo soledad.
Y mil flores no son suficientes,
ni mil anillos,
pero contigo todo es diferente.
El placer siempre está latente,
y las luces en el pasillo
se vuelven relucientes
aunque oscuras si no estás.

Tú eres la torre más alta,
desde donde veo todas las estrellas,
mi mayor necesidad, mi licor de cereza,
mis labios sellados ante la indiscrección
y la prudencia
de mirar por la ventana y dibujar un corazón,
como en los sellos de colección
que barajeo en la cabeza,
como en los muelles del balcón
decorados con maleza,
o el flirteo con el aire y su poder de seducción.

Me gusta ser tu presa, tu almohada, tu cáliz
donde beber cerveza,
tus tiernos labios,
tus arqueadas cejas,
tu infinito sin terminar de colorear.
Tus parpadeos de mentira,
tu mirada junto a la mía,
despertándonos, cada día
recibiendo un mismo sol.
Donde todo es más tranquilo,
con iones negativos
y subidas de tensión.

Y la locura que se guarda
entre los pliegues de mi falda
se va con la tristeza,
se evapora y en resumen:
el dolor nunca existió.






miércoles, 11 de diciembre de 2013

Maldita

El día se presenta negro, profundo.
Mi piel se vuelve negra.
Envuelta entre sombras
se tiñe de frío,
y libera una fina capa de humildad,
humillación.
Petróleo, negro brillante,
residuo del dolor y del coloquio
por el que cruza sus últimos días.
En él hunde sus dedos;
su textura es blanda y repugnante.

En medio de la noche sigo esperando...Algo
que me diga lo que tengo que hacer,
lo que debo pensar,
lo que he de decir;
pero solo me responden
con gotas de fino hierro
que al tocarme solidifican.

Maldita,
Su mente esta maldita,
podrida por los pocos años que ha vivido.
Intoxicada, por los años que va a vivir.

Maldito,
su cuerpo está maldito,
Destruido por toda la maldad ajena.
que poco a poco se filtra en sus poros,
volviéndola oscura,
casi negra.

Sucias y viscosas nubes de polvo
apuntan hacia afines papeletas.
Ruinosas almas de cloaca.

Flaca y pobre, muere.
Su piel está al fin, carbonizada.
¿No queda nada, verdad?

El carbón de sus huesos, el residuo de su vida,
y la aurora de que algún día existió...
Y podía respirar.