miércoles, 11 de diciembre de 2013

Maldita

El día se presenta negro, profundo.
Mi piel se vuelve negra.
Envuelta entre sombras
se tiñe de frío,
y libera una fina capa de humildad,
humillación.
Petróleo, negro brillante,
residuo del dolor y del coloquio
por el que cruza sus últimos días.
En él hunde sus dedos;
su textura es blanda y repugnante.

En medio de la noche sigo esperando...Algo
que me diga lo que tengo que hacer,
lo que debo pensar,
lo que he de decir;
pero solo me responden
con gotas de fino hierro
que al tocarme solidifican.

Maldita,
Su mente esta maldita,
podrida por los pocos años que ha vivido.
Intoxicada, por los años que va a vivir.

Maldito,
su cuerpo está maldito,
Destruido por toda la maldad ajena.
que poco a poco se filtra en sus poros,
volviéndola oscura,
casi negra.

Sucias y viscosas nubes de polvo
apuntan hacia afines papeletas.
Ruinosas almas de cloaca.

Flaca y pobre, muere.
Su piel está al fin, carbonizada.
¿No queda nada, verdad?

El carbón de sus huesos, el residuo de su vida,
y la aurora de que algún día existió...
Y podía respirar.

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