jueves, 25 de octubre de 2012

Virtuoso

Los silbidos de la lluvia, los gritos del aire
me atormentan el alma,
(podrida, ya no existe)
convirtiendo en cenizas mi mente,
Calma o Desesperación.

Los árboles me abrazan por la noche, desnudos.
Sus uñas me agarran, me aprietan entre sus tentáculos
como medusas en la espuma de la orilla.

Pero me encanta.
Me encanta sentir
como tu dulzor me atraviesa la piel.
Como los hijos de vientres obscenos
se ríen de ti.
Pero no me importa.
Porque me encanta.
Eres demasiado dulce,
demasiado amargo a veces.
Yo egoísta. Y entre hojas negras
 te espero.
Tú, ausente y sumiso del destino,
presa inmune de las garras,
atraes mis caricias.
E, inevitablemente,
enterradas por nuestras palabras,
por nuestros libros,
se van.
Calma del día a día...
O Desesperación.


Los árboles me arropan por la noche, desnudos.
Sus uñas me agarran, me aprietan entre sus tentáculos
como corales en la tierna lejanía.

A veces, la dulzura es la prueba.
A lo mejor sólo era un suspiro.
Pero me encanta. Me encanta
Y siempre...
                              Será mío.



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