Los silbidos de la lluvia, los gritos del aire
me atormentan el alma,
(podrida, ya no existe)
convirtiendo en cenizas mi mente,
Calma o Desesperación.
Los árboles me abrazan por la noche, desnudos.
Sus uñas me agarran, me aprietan entre sus tentáculos
como medusas en la espuma de la orilla.
Pero me encanta.
Me encanta sentir
como tu dulzor me atraviesa la piel.
Como los hijos de vientres obscenos
se ríen de ti.
Pero no me importa.
Porque me encanta.
Eres demasiado dulce,
demasiado amargo a veces.
Yo egoísta. Y entre hojas negras
te espero.
Tú, ausente y sumiso del destino,
presa inmune de las garras,
atraes mis caricias.
E, inevitablemente,
enterradas por nuestras palabras,
por nuestros libros,
se van.
Calma del día a día...
O Desesperación.
Los árboles me arropan por la noche, desnudos.
Sus uñas me agarran, me aprietan entre sus tentáculos
como corales en la tierna lejanía.
A veces, la dulzura es la prueba.
A lo mejor sólo era un suspiro.
Pero me encanta. Me encanta
Y siempre...
Será mío.
jueves, 25 de octubre de 2012
viernes, 12 de octubre de 2012
Ocular
Me pierdo.
Me pierdo entre recuerdos vagabundos
y espadas errantes que hieren sin intención.
Tu te vas.
Tu sombra me sigue, me abraza,
tu sombra está conmigo,
pero tu no existes.
¿Qué existe
si tu no estás?
Todo huye volátil a mi espalda,
y bajo mis pies
mantas de frías sombras enloquecen al pisarlas.
Tu óculo negro
se convierte en una gran capa negra;
La sombra es negra.
No se si existe.
Me pierdo entre mundos oníricos
y realidades paralelas.
Me pierdo,
porque no existe nada más.
La llanura del abismo se ha vuelto blanca,
y sobre el sol
inmensos pájaros se asoman por translúcidas
ventanas.
Negra es tu piel, tus labios negros.
La sombra es negra.
Fuera del hospital de los condenados
no se si existe.
La belleza se saborea con melódicas miradas,
pero, sin saberlo
se transforman en deformes cataratas
(oculares).
Qué es la vida Si nada es real.
¿Qué es real? Si no existe nada.
Dueña poderosa, danza macabra, querida madre;
mátame.
Sólo quedan mis sueños.
Las lágrimas soñar quieren.
Mis lágrimas son tuyas.
Mis sueños son tuyos.
Pero tu ardiente sombra
es mía en la oscuridad.
¿O quizá yo soy suya?
¿O quizá somos la misma cosa?
¿Quizá, y solo quizá
sea el oscuro reflejo de mi mente
convirtiendo todos los sueños
en vida?
Dueña poderosa, danza macabra, queridísima madre;
despiértame.
Quiero seguir soñando.
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