sábado, 28 de enero de 2012

Gritar, llorar y romperlo todo. Desaparecer...

Morir en un estallido de cristales 
por un tempo demasiado rápido
o una  claridad interrumpida.

Y gritar, gritar, GRITAR y morir de nuevo
pero esta vez no de dolor,
sino de deseo.

Sin un soporte en el que desangrarte, llorar
y ahogarte en tus propias lagunas
 de silencio.

Desaparecer como la espuma de las olas,
chocar contra las rocas,
y repetir ese estallido, ese grito, ese tormento,
una y otra vez...
                 
Cada momento.

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