Solo ellos conocen las cintas de tormento Liberando
Líneas de satíricos lamentos Y cometas.
Cráneos enjaulados, Santos y
Un curioso encarnecer de versos sueltos,
Juntos, Justos y pequeños. Suaves y recientes
Fugas en la mente (del poeta).
Una lluvia de ángeles muertos hacen de un suspiro
La materia de su aliento.
Muñones de escombros vacíos
Te obligan a caer, Recrear en el olvido el incierto
Sin sentido, Contando los momentos
Contenidos en agujas (O agujeros).
Las vírgenes tocan las llamas apagadas del deseo
Reprimido con sus gélidos ridículos. Sin esqueletos y
Reprimido con sus gélidos ridículos. Sin esqueletos y
Acabadas hijos míos, sus recíprocas promesas.
Las lluvias, secas, y podridos el hedor
Y la vehemencia que solo la rabia hace
Renacer (de su tormento).
Las sombras aparecen a las tres y media de la mañana.
Mil intrusos de acero me despiertan.
De pronto, todas las hormigas muertas en el suelo.
Erosiona el dulce llanto de la mente, Nubes grises de la muerte.
Sin lluvias, Vírgenes dementes. Sin poetas...
Sin tormentas.
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